Sexualidad femenina
Educación Sexual
LA SEXUALIDAD FEMENINA
Todos
los seres humanos, y por consiguiente la mujer, percibimos, sentimos, la
presencia de nuestra sexualidad, no solo por la existencia de nuestros
genitales, sino porque en ellos y en nuestra pelvis, sentimos con variada
frecuencia una sensación de tensión, como que los genitales y la pelvis
estuviesen ocupados, cargados; este es un primer aspecto de la sexualidad en
general y de la femenina en particular.
Por tres motivos se pone de manifiesto esta tensión.
El primero es la vascularización, con
cierta frecuencia mayor cantidad de sangre se concentra en la pelvis de la
mujer, llenándola, congestionándola. Este proceso es ayudado por un segundo
factor que son las hormonas, sustancias químicas especializadas que se
liberan al torrente sanguíneo, y que acumulándose dan mayor énfasis a este
proceso congestivo.
Cabe agregar que las hormonas son sustancias que diferencian desde todo punto de vista, físico, muscular, esquelético, el timbre de voz, la distribución pilosa, las conductas, el comportamiento, el funcionamiento de nuestro cuerpo y de nuestra mente; estas "Diferencias" las hacen nuestras hormonas.
El tercer aspecto involucrado en la tensión en la
tensión sexual, es una mayor tensión, valga la redundancia,
muscular, todos estos factores se suman, se mezclan y se proyectan a la
esfera síquica, apareciendo el "Deseo Sexual" Nos sentimos inclinados
,proclives, tenemos una tendencia síquica, queremos "tener" una relación
sexual. Nuestro cerebro tiene esta tendencia porque en él se producen
sustancias, los "neurotransmisores" que empujan, incentivan, estimulan la
producción de hormonas en nuestros cuerpos, a través de las glándulas de
secreción endocrina o interna, a fin de que todo junto produzca la presencia
de la tensión sexual.
El deseo sexual es un caso " único" en nuestra funcionalidad. A diferencia
de otros deseos, permite su postergación pero no indefinida. Esto significa
que las relaciones sexuales la podemos postergarla, podemos distraer, la
podemos proyectar, pero no indefinidamente. Nuestro cuerpo, nuestra
funcionalidad, nos urge, nos pide algo y ello no puede dejarse de lado. En
la mujer al final de cada ciclo menstrual, las hormonas declinan, disminuyen
su producción y ello trae un alivio temporal, una pausa en esa tensión y en
su concomitante sicológico, el "deseo sexual"

En base a ella y estadísticamente hablando el mayor número o contingente de
mujeres que "sienten" esta tensión o deseo, están con más ganas de tener una
relación sexual; es aproximadamente una semana antes de menstruar. Un
porcentaje menor lo perciben en la semana que sigue a la menstruación. Otro
porcentaje más pequeño lo siente en el periodo ovulatorio y finalmente están
las "menos"; estas experimenten dicho deseo durante la menstruación. En el
proceso de interacción sexual de la mujer hemos analizado un primer aspecto
" el deseo sexual", esto lleva a la mujer a una relación sexual y ya en el
momento
de
los juegos sexuales previos, es decir, en plena etapa de estimulación o de
excitación de la mujer, el papel desempeñado por los estímulos sobre sus
genitales y en especial una parte de estos, el "clítoris" es sumamente
trascendente, y los hombres deben saber dónde y cómo estimularlo. Este es un
receptor y transmisor de las sensaciones sexuales femeninas. Como receptor
por las múltiples terminaciones nerviosas y numerosos vasos sanguíneos,
reacciona ante los estímulos sexuales iniciando el proceso excitatorio en la
mujer. Esta sensación es descripta por la mujer como una profunda plenitud o
calor en la pelvis, una sensación de irritación local, una urgencia de
distensión , una necesidad de ser penetrada y liberada; y como consecuencia
de ello, la mujer se lubrica, se moja copiosamente. Esta lubricación
diagnostica el grado de la excitación; a mayor lubricación, mayor
excitación. Durante el acto sexual y después de ser penetrada, cada
movimiento produce tracción y compresión sobre los pliegues que cubre el
clítoris, estimulándolo.
Las mujeres que manipulan su clítoris durante una masturbación, lo hacen
estimulando uno de los lados de los pliegues que lo recubren, es decir, el
capuchón. En general, las mujeres continúan estimulando activamente el
clítoris durante el orgasmo, por lo que desean que el movimiento no se
interrumpa durante el acto sexual y en especial durante el clímax u orgasmo.
Por esta razón es de vital importancia, que la efectividad sexual del hombre
esté centrada en dos aspectos fundamentales durante el acto sexual, a fin de
estimular adecuadamente a la mujer. En primer lugar el hombre debe ser capaz
de mantener una erección el tiempo suficiente, el que la mujer necesita como
estímulo. El otro aspecto importante es el eyaculatorio y depende de que el
hombre pueda retrasar su eyaculación el tiempo necesario para que el proceso
de excitación y orgasmo de la mujer pueda continuar hasta su satisfacción
total. Recordamos que la mujer puede tener uno o varios orgasmos y que las
fallas en la erección o eyaculación precoz, son las causas principales de la
insatisfacción sexual de la mujer en la pareja.

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